Viaje con una botella

Soy una tetera, pequeña y bajita. Bueno, en realidad soy una botella de PET, no una tetera. Pero me usaban para té helado. Ahora que ya no le sirvo a mi dueño, ¿qué va a ser de mí? ¿Me abandonarán sin más en la mesa de picnic en el parque? ¿Me dejarán flotando en un estanque hasta que acabe en la orilla contraria, donde me sepultará la maleza y sin nunca descomponerme? ¿O me reciclarán, de forma que pueda acabar junto a ti?

Mi objetivo vital está claro: que se me recicle y reutilice una vez haya cumplido mi función. ¿Por qué no recoger y reciclar todas las botellas de PET, para así ayudar al medio ambiente?

Plantas de clasificación de residuos, productores y constructoras de plantas de reciclaje saben que la recogida de residuos es una tarea sencilla que puede realizarse de distintas maneras. La recogida puerta a puerta, en contenedores en la calle, las máquinas de devolución y depósito o los eventos organizados, como el Día mundial de la limpieza que se celebró hace apenas un mes, son algunos ejemplos de formas de iniciar el proceso de reciclaje de las botellas de PET.

Sea como fuere, el reciclaje es un proceso que debe iniciar cada persona de forma individual. Ahí es donde empieza mi viaje. Recogida junto a otros envases y residuos, se nos transporta y se nos envía a una planta de reciclaje. Allí se nos clasifica según el material del que estemos hechas. Todas las botellas de PET entramos juntas en el flujo de material específico para PET, listas para que se nos conceda una nueva vida con un nuevo propósito y objetivo.

Viaje con una botella

Hola, vida nueva: llegada a la planta de reciclaje

Una vez recogida y clasificada, mi gran aventura no ha hecho más que empezar. Las empresas y plantas de reciclaje compran las balas de PET, que se envían a sus enormes instalaciones. En ellas, se nos desembala con ayuda de una máquina especial. Una vez libres, todas las botellas disfrutamos de una limpieza a fondo, con la que nos quitan etiquetas y pegamentos. Aunque solo debería haber envases y botellas de PET, a veces se cuela en la bala alguna de otro material. No es ningún problema, ya que estos elementos de otros materiales distintos al PET se rechazan y agrupan en la fase de preclasificación, para que se procesen correctamente.


Esta preclasificación se realiza con la clasificadora AUTOSORT®. Es una útil solución que separa el plástico, madera e incluso otros residuos voluminosos. El AUTOSORT® detecta el color y el tipo de material gracias a la tecnología FLYING BEAM® y os digo: ¡pasar por la máquina a toda velocidad es toda una experiencia! Los elementos extraños como botellas de PET de colores, bandejas de PET o metales de cualquier tipo son expulsados del flujo de forma que únicamente quedemos las botellas transparentes y las de color azul claro.

Mi proceso de transformación en escamas es más fácil cuando se cuenta con montones botellas de PET de un solo color. Las plantas de reciclaje constituyen una parte fundamental no solo de mi viaje hacia una nueva vida sino de la protección del medio ambiente y de la creación de un futuro sostenible.

Una nueva vida: trituración

Una vez preclasificada, llega el segundo paso de mi viaje por la planta: la trituración.

Aunque pueda sonar violento, es un paso imprescindible para crear nuevos productos. Así que todas nos meten en una trituradora que nos tritura por completo. La razón es clara: es que las escamas aún contienen PE/PP de los tapones, trozos de metal y otros polímeros como el PVC, procedentes de restos de las etiquetas u otros contaminantes como madera, fragmentos de metal, papel o vidrio.

Evidentemente, que te trituren unas cuchillas no es un proceso agradable, pero es mejor tomarlo como si fuera un “duro día de entrenamiento". Es doloroso, pero sabes que tiene un propósito: crear la mejor versión de ti mismo. Para mí, la trituradora es una forma de poder librarme de cualquier resto de contaminación antes de poder convertirme en algo nuevo y estupendo junto al resto de botellas de PET. De hecho, cada botella de PET que se crea es una pequeña obra de arte; un mosaico de plástico reciclado.
 

Tras el triturado, pasamos al paso siguiente. Según la planta, el tipo y orden de todos estos pasos puede variar, pero, por lo general, un proceso completo incluye separación de metales, cribas y separadores de aire.

El proceso de separación es necesario para eliminar de las escamas de PET cualquier material no deseado. Para hacerlo, se nos somete a una especie de "día de SPA": Las escamas se lavan en agua caliente con sosa cáustica y luego con agua fría varias veces. Las escamas de PET y PVC se van al fondo, y la mayoría de otros polímeros flota en la superficie. Ya se ha eliminado la mayoría de los materiales que no son PET, lo que facilita continuar el proceso. Pero aún no tenemos la pureza necesaria.


Una verdadera máquina de clasificación; mejores escamas para una clasificación más fácil

Tras varios procesos de lavado y secado, ya estamos listas para entrar en las clasificadoras AUTOSORT® FLAKE e INNOSORT FLAKE. En ellas, se expulsan las escamas de PET de colores, según las propiedades de su espectro y su color.

Aunque mido tan solo dos milímetros, la tecnología FLYING BEAM® de TOMRA sigue detectándome tanto a mí como a otras partículas de polímeros tan pequeñas como yo. Así la empresa de reciclaje reduce la pérdida de material, vamos… de escamas de PET. Las clasificadoras de escamas TOMRA son la solución más avanzada de clasificación de escamas de un tamaño tan pequeño como el mío.

Al decantarse por este tipo de maquinaria las empresas logran un doble objetivo: producir escamas más reutilizables y a contribuir a lograr un sistema más sostenible. Pero, además, según su mercado, también pueden ser capaces de procesar, de forma eficaz, a mis amigas las poliolefinas (PO). Y es que ellas están cada vez más presentes en todo tipo de productos. Por eso se están convirtiendo en uno de los materiales objetivo más importantes para la nueva INNOSORT FLAKE de TOMRA que, con un ancho de hasta 2m está equipada con un sensor especial para la clasificación de poliolefinas.

En el siguiente paso, tras la recogida y purificación, pasamos a la extrusora. En ella, se nos funde y nos estiran creando unas tiras alargadas, parecidas a espaguetis. Al final de la extrusora, una guillotina nos corta en pequeños pellets o gránulos, normalmente se realiza bajo el agua. Tras un corto viaje neumático, los pellets llegan a un equipo de llenado de big bags listos para su venta. Por fin, tras este proceso totalmente renovador, estoy lista para transformarme en una botella totalmente nueva... ¿o quién sabe si en alguna otra cosa? ¡Me muero de ganas de ver qué me depara el destino!

Dar forma al futuro con moldes para inyección

Según la forma de la botella en la que se me desee convertir, se me inyecta en un molde u otro. La empresa que compra los pellets, que puede ser incluso la misma que los ha fabricado, me pone en unas máquinas de inyección. En ellas, se hace una preforma; una versión en pequeño del producto en el que se me convertirá más adelante. En este momento ya tengo el cuello y la rosca del tamaño adecuado para mi nueva forma definitiva.

En mi estado de preforma, soy inyectada con ayuda de aire a alta presión y calor, en un nuevo molde. Así finalmente llego a mi forma definitiva, con el tamaño final y adecuado y me convierto en la botella en que estaba destinada a convertirme desde el momento en que dejé de serle útil a mi dueño anterior. Tras la etapa de recogida, podía haberme convertido en cualquier cosa útil para distintos usos. Desde mi punto de vista, ésta es la mejor parte: ver que ya he cumplido un objetivo y se me premia con otro nuevo.

Además, he tenido la fortuna de que se me convierta en una botella nueva. Puede que esta vez, en vez de té helado, sea una botella de agua y ayude a alguien sediento bajo el abrasador sol de España. Puede que ahora sea un café frapé, que ayude a un estudiante en una noche de estudio. O puede que sea una divertida botella de zumo que un niño se toma en el recreo. Sea lo que sea, me encanta poder disfrutar de una nueva vida y volver a cumplir un propósito una vez más.

Salvarle la vida a una botella dándole una segunda oportunidad

Aunque se me haya triturado hasta quedar reducida a trozos minúsculos y se me haya transformado, he disfrutado muchísimo de toda la experiencia vivida en la planta de reciclaje.

He vuelto a la vida en forma de una botella nueva, gracias a las personas concienciadas que lo han hecho posible. Solo lograré disfrutar una vida nueva para servir una bebida a alguien, si existe un sistema adecuado de recogida y posterior reciclado. Por eso, el reciclaje botella a botella es especialmente sostenible, ya que no se necesita recurrir en ningún momento a material de plástico nuevo.

Como se puede ver, no hace falta ningún esfuerzo sobrehumano para poner en marcha el proceso de reciclaje; basta una sola persona.

Sin los propietarios de las plantas de reciclaje, mi nueva vida no sería posible. Por ello, el futuro no solo está en manos del runner y su botella de agua, o en las del niño que se toma un zumo en el zoo; también está en las manos y responsabilidad de los propietarios de las plantas de reciclaje. Gracias a la clasificación, lavado, triturado, fundido y transformación que tiene lugar en ellas, es posible ofrecer un reciclaje de botella a botella.

Aunque el reciclaje es un proceso que empieza en cada persona a título individual, se mantiene gracias a la contribución de muchas personas. Si tenemos en cuenta que una sola planta de reciclaje puede ahorrar el equivalente a 31 000 litros de crudo al año, el reciclaje de botellas es sin duda un proceso más sostenible y ecológico que fabricar botellas de PET nuevas.