
Objetivos de contenido de reciclado: Qué significa el PPWR para el futuro del embalaje
El Reglamento sobre envases y residuos de envases (PPWR) establecerá un nuevo estándar de circularidad al introducir objetivos innovadores en relación con el contenido de reciclado de los embalajes de plástico. Con objetivos claros para 2030 y 2040, este ambicioso marco pretende cerrar el ciclo de los plásticos e impulsar la innovación en los sistemas de reciclaje. Pero, ¿qué significa eso en la práctica y cómo afecta a los embalajes que vemos a diario?
Objetivos de contenido de reciclado: Establecer el estándar
El PPWR introduce por primera vez objetivos obligatorios de contenido de reciclado (RC), que abarcan una amplia gama de aplicaciones de embalajes plásticos. Estos objetivos varían en función del tipo de plástico y su uso:
- Objetivos para 2030: Del 10 al 35 %, según el polímero y la aplicación.
- Objetivos para 2040: Un salto hasta el 25–65 %.
Al exigir el uso de contenido de reciclado, la UE está creando una demanda directa de materiales reciclados de alta calidad, fomentando la innovación en las tecnologías de recogida y clasificación, así como reduciendo la dependencia de los plásticos vírgenes fabricados a partir de combustibles fósiles.
En el caso de los embalajes «sensibles al contacto», como los envases de alimentos, cosméticos y productos médicos, los objetivos reflejan la necesidad de reciclados de altísima calidad, aptos para el contacto alimentario, en línea con los principios de la economía circular. Estos materiales deberán cumplir estrictas normas de seguridad e higiene, lo que representa uno de los mayores desafíos para los recicladores en la actualidad. Por su parte, las aplicaciones menos críticas, como botes de detergente o de pintura, tienen disponen de criterios más flexibles, que aunque siguen siendo ambiciosos, resultan menos exigentes desde el punto de vista técnico.
Embalaje cotidiano, reinventado
Para ponerlo en perspectiva, estos objetivos se aplican a cada parte de plástico del embalaje, no solo al recipiente principal. Por ejemplo:
- Una botella de bebida fabricada con PET, un material que ya dispone de procesos de reciclaje bien consolidados, podría tener que cumplir un objetivo del 30 % de contenido de reciclado para 2030, mientras que su tapón, hecho de poliolefinas que requieren métodos de reciclaje más novedosos, tendría un objetivo específico del 10 %.
- En el caso del «PET sensible al contacto», como las bandejas para alimentos, el objetivo será garantizar que los materiales reciclados respeten estrictos estándares de calidad para cumplir con la normativa de seguridad.
- Otros plásticos, como los botes de detergente o las bolsas de patatas fritas, deberán seguir cumpliendo sus propios criterios específicos, equilibrando a menudo la reciclabilidad con requisitos de rendimiento como la durabilidad o las propiedades de barrera.
Estos objetivos individuales se calculan como promedios anuales por planta de fabricación, lo que significa que cada instalación deberá garantizar el cumplimiento a lo largo de todos sus procesos de producción. Esto garantiza que los fabricantes asuman la responsabilidad, no solo de cumplir las cuotas, sino también de diseñar soluciones de embalaje más inteligentes y circulares.

Solución fácil frente al verdadero reto
Las botellas de bebidas de plástico de un solo uso, ya reguladas por la Directiva sobre plásticos de un solo uso (SUPD), se consideran la «solución fácil». Los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR), que permiten recoger las botellas usadas directamente de los consumidores, han allanado el camino hacia un aumento de las tasas de reciclaje y un suministro constante de materiales limpios y de alta calidad.
Pero el verdadero reto es lograr estos objetivos en una gama más amplia de embalajes. Para maximizar la recuperación de recursos, será necesario un enfoque holístico de la gestión de residuos que complemente los sistemas de SDDR y las recogidas selectivas con una clasificación de los residuos urbanos indiferenciados (MWS). Aumentar la implantación de métodos avanzados de reciclaje mecánico (AMR) también será fundamental para satisfacer la creciente demanda de materiales reciclados de alta calidad.
Cerrar el círculo: Acceso prioritario y más allá
El PPWR hace hincapié en el reciclaje en circuito cerrado, manteniendo los materiales dentro del sistema para que puedan ser reutilizados una y otra vez. Por ejemplo, los plásticos aptos para uso alimentario recogidos mediante sistemas especializados como el SDDR pueden reciclarse exclusivamente en nuevos embalajes para alimentos, lo que garantiza un suministro constante de material reciclado de alta calidad.
Las normas futuras aclararán cómo debe ser el contenido de reciclado:
- Calculado y verificado: Una monitorización y auditoría rigurosas garantizarán la precisión, la transparencia y el cumplimiento normativo, lo que generará confianza en el proceso.
- Fuentes: Solo se contabilizarán los residuos «post-consumo» (materiales desechados tras su uso por parte del consumidor) para el cumplimiento de los objetivos, con el fin de fomentar una circularidad real.
- Evaluado según los métodos de reciclaje: Se espera que tanto el reciclaje mecánico como el reciclaje químico desempeñen funciones complementarias. Aunque el reciclaje químico ofrece potencial para tratar plásticos difíciles de reciclar, plantea interrogantes sobre el consumo energético y las emisiones, aspectos que el PPWR abordará mediante normas claras.
¿Qué pasa con los mercados globales?
Uno de los aspectos más complicados del PPWR es la armonización de la normativa de la UE con los materiales importados. El contenido de reciclado procedente de la UE está sujeto a estrictas normas medioambientales, mientras que los materiales de terceros países, como Turquía o China, pueden regirse por diferentes normas medioambientales y de calidad, lo que podría poner en riesgo los objetivos de la economía circular. El PPWR introducirá normas igualitarias para garantizar condiciones de competencia equitativas para todos los materiales reciclados, independientemente de su origen.
El panorama general
Al establecer objetivos ambiciosos, se espera que el PPWR fomente la innovación en tecnologías de recogida, clasificación y reciclaje capaces de extraer más valor de los residuos, las infraestructuras y las cadenas de suministro que integran la circularidad como principio fundamental.
Aunque el PPWR sienta las bases, su éxito dependerá de la colaboración entre sectores industriales, administraciones públicas y consumidores. Escalar soluciones para los distintos tipos de embalajes sigue siendo un reto, pero con las inversiones y políticas adecuadas, el reglamento tiene el potencial de redefinir el panorama de los embalajes. En última instancia, se trata de un paso decidido hacia un futuro circular, en el que los residuos de embalajes pasen a ser cosa del pasado.
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